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Acceso
EL BESO AZUL
Una tarde, mientras jugabas cerca de mí, alguien se acercó.
Tú sonreíste. Entonces te hizo una pregunta
- ¿ Cómo es tu madre?
Con gran aplomo le contestaste
* Mamá es azul .
Así de claro, sin una duda.
Pensé mucho en tu respuesta. No podía comprender su significado y decidí llevarte conmigo a
consultar a mi buen amigo, tu pediatra.
No supe cómo explicarle lo que te ocurría.
Le pregunté si podías ser daltónico, mientras le contaba tu extraña respuesta.
Te reconoció lentamente. Después te miró a los ojos y dijo.
- Dale un beso a mamá.
Entonces te preguntó.
- ¿ Cómo es el beso que le has dado a mamá?
Con una seguridad contundente respondiste.
- Es azul .
Sin necesidad de explicaciones técnicas comprendí inmediatamente lo que era un beso azul .
Con su calma habitual y en palabras accesibles, aquel conocedor del cuerpo y el alma infantiles me
fue comentando el valor que tienen los colores para los niños y la conexión que guardan con su
subconsciente prenatal, tal como relacionar el color azul con la sensación de placer ancestral
del claustro materno y su asociación lógica e instintiva al lago sereno del principio del tiempo.
Todo es natural y claro en la gran cadena de la vida.
No es frecuente que la sensación se recuerde, y aún menos frecuente que se asocie y exprese con
palabras, pero tú no eras un caso raro y yo me sentí en aquel momento
azul totalmente por dentro.
Desde entonces he podido presentir en muchos momentos ese modo de “seguir naciendo”.
Después llegaron “ los vientos de Marzo”, con pedrisco, remolinos...
Todo se volvió ausencia de palabras. Sentir en profundo silencio.
¡ Mi rebelde con ojos de farol de terciopelo ¡.
Era muy difícil acercarse a ti.
Muy duro superar ese eslabón de la cadena, rechinando entre chispas.
Mirabas, desde lejos, arrancando sangre a tus alas rotas de pájaro herido.
Yo no quería que se esfumase el débil reflejo que todavía unía tu color al mío.
Deseaba llevar la luz a tu vida, pero no podía ocultar que, a veces, es dura y oscura.
Sólo podía estar allí cerca, recordándote que detrás siempre hay un camino.
.... Y viniste una mañana, con tu voz y tu luz rescatadas.
- Vamos a hablar.
-
- Ya sé lo que quiero, madre, y voy a hacerlo, pero tengo que hacerme hombre y...
- ¡ Tengo tanto miedo ¡.
En ese momento arrancaste la rama que te ataba y te hacía prisionero de ti mismo.
Cruzaste el gran lago de aguas azules, sereno, por detrás de los vientos.
Supiste que te habías calzado las plumas del cóndor para volar solo hacia tus sueños.
- Voy a ser también azul, como tú eres. Te lo prometo.
Yo sé que, en este momento en que mis palabras vuelan hacia ti, estarás rozando
la orla del océano celeste, camino del infinito, dominando tu pájaro de acero…
Ahora tengo la seguridad de que te estarás sintiendo, como aquel beso que me diste,
azul totalmente por dentro .
ORIGINAL DE CONCHITA FERRANDO (JALOQUE)
Relato Seleccionado PUBLICADO en Antología “Homenaje a Borges” (Argentina) año 2000
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