Acceso
Una comida en ocasiones puede resultar algo solitaria si ese dÃa no tienes con quien compartirla.
Pero siempre hay a mano un jarroncito, sencillo, humilde, casi desapercibido en una estanteria, con su cristal azul añil que da un poco de contraste a los "restos" que sobraron de armar el jarrón grande que luce en la mesa de centro.
Ese jarroncito me acompaña hoy en mi mesa de comer, y me gusta que la luz traspase su cristal azul añil.
 Me acuerdo del dia que lo compré, y lo que me costó lograr ese jarrón tan pequeño que estaba puesto en un escaparate, en una esquina, solo de complemento, y por tanto no les hizo ninguna gracia tener que desmontarlo del escaparate solo porque yo querÃa "ese jarroncito de cristal azul".
Me lo traje a casa y siempre tiene unas pocas flores, porque no caben más, de las que sobran de los ramos grandes que me encanta hacer.
Esta vez fueron unas humildes clavellinas en color naranja con borde más oscuro, unas petunias blancas cortadas de mi terraza, porque estorbaban, y unas ramitas de yedra de mi portal. Bien poca cosa, pero en mi jarroncito lucen y me gustan.
Cualquier cosa colocada con cierto esmero, puede servir de adorno e incluso compañÃa y alegrÃa.
Las flores juegan un buen papel en todas las circunstancias de la vida, y en este caso, alegran mi comida, ya que no me hace mucha gracia comer sola-
 Ellas me dan compañÃa y color para mi vista .
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