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*-VECINOS DE MI BARRIO- *
Una ciudad que cuida y protege a sus vecinos vegetales y animales, aparte de las personas, siempre es un reducto privilegiado de armonÃa para disfrutar de la vida.
Asà es mi barrio y asà quiero que siga.
Casi en el centro de la ciudad, y sin embargo un oasis de paz, de paisajes arbolados, monte y silencio donde escuchar el canto de los pájaros es concierto diario para aprender a distinguir sus trinos y qué pájaros son los que viven con nosotros.
Ya se les está oyendo cada dÃa con más fuerza. Ya el sol les hace revivir como a nosotros, y empiezan a compartir con nosotros, los vecinos humanos, esos trinos que tanto me gustan.
Tengo un interesante trÃptico, que nos enviaron a todos los vecinos, donde se especifican qué aves comparten espacio natural con nosotros.
Son 12 especies de aves distintas, y es todo un reto aprender a distinguir su canto en vivo y en directo, sentados en los bancos de nuestro barrio, rodeados de silencio, solo roto por estos cantos y por el suave viento entre los muchos árboles que dan sombra y verdor a nuestra zona.
Pajaritos como el petirrojo, asomado entre las ramas de algún avellano, o manzano japonés, hacen que miremos con curiosidad su plumaje colorido.
Papamoscas, currucas, tarabillas, herrerillos, colirrojo tizón, carbonero, verderón… todos ellos se parecen pero su trino es distinto.
Y no digamos cuando vienen mis amigos los mirlos a posarse delante de mi ventana y me ofrecen un concierto tan especial que ya es familiar para mi…. Son una preciosidad.
Pongo mucha atención para descubrir a esos jilgueros que se agazapan entre los cedros, los arces o los abedules, pues su canto es tan fino y sensible que no siempre se puede llegar en el momento justo…
Los gorriones, verdecillos y pardillos forman casi enjambre en nuestros setos de romero, retamas, durillos y magnolias.
Todo es despertar en compañÃa cuando la ciudad se convierte en centro de naturaleza con el cuidado de todos.
Tenemos hasta secuoyas, que van creciendo protegidas, pues tenÃamos una enorme, en el centro de la rotonda que remata nuestro barrio, altiva y rodeada de abetos, pero algún desalmado la robó hace ya años, y ahora esperamos que crezcan las nuevas, poco a poco, con nuestros mimos, pero ahà están.
Tenemos un vecindario muy animado, musical y rodeado de vegetación, que nos saluda cada mañana y nos protege cada tarde.
Queremos que siempre estén con nosotros y poder cuidarlos y conservarlos.
Original de Conchita Ferrando (Jaloque)
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