Una sensación punzante atravesó mi abdomen y mi corazón latió más deprisa de lo acostumbrado, provocando un sudor frío en mis manos nerviosas. 

Lo sabía, estaba enamorada, ¡siempre lo había estado!

Mi amor era un hombre único en el mundo, bueno, gentil...un caballero andante. Si su rostro fuese claro en mi memoria sería feliz.

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Suelen decir que nunca es tarde para comenzar de nuevo y hoy necesito volver a empezar.

Es una suerte contar con una casa como esta en la que los amigos siempre están ahí para apoyarme en lo que hago, sobre todo en momentos de soledad y de tristeza.

Atravesamos muchas etapas en nuestra vida pero solo reconocemos lo que los demás hacen por nosotros en nuestros peores momentos.

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