Una mañana espléndida de viernes 17 de julio.

El Paseo del Espolón de Burgos es un oasis de sombra tupida de sus "plataneros" frondosos, de grandes hojas verdes que en filas paralelas entrelazan sus ramas cuando llega el verano, para formar un toldo natural vegetal de sombra refrescante.

Es un paseo tan ancho, paralelo al Arlanzón, que da gusto darse una vuelta por ese "salón" natural de ciudad mediana y sin apreturas.

Han instalado, como otros años, esas carpas blancas de forma piramidal  y aire oriental, a todo lo largo de la zona más transitada del Paseo, donde está el quiosco de la música.

Hace un dia de sol pero no agobia y corre un suave vientecito que permite pasear, mirar, entretenerse en estas carpas de exposición sin pasar calor. Los artesanos que exponen ya me son algunos conocidos de otras veces.  Aunque no necesite comprar siempre da gusto mirar sus mercancías bien presentadas , de gran estilo y delicadeza.

Hay una demostración, para los niños,  de los encajes de bolillos de Camarillas (Galicia) Se acercan curiosos para ver esos mundillos con los bolillos amontonados colgando de sus hilos, manejados con maestría por dos encajeras que hacen la demostración para quienes miramos.

Seguro que esos niños, que manejan con pasión sus móviles y wasapean a velocidad de la luz, en su vida han sabido lo que son los bolillos, y mucho menos como se hace un encaje, ancho, primoroso, con sus pasadas de hilos y sus alfileres clavados para marcar separaciones del dibujo.

Me gusta ver sus carillas de sorpresa y sus ojitos interesados. Son encajes de pura artesanía, con un gran trabajo y paciencia en su ejecución, hechos sin prisa pero sin pausa, para realzar manteles, embozos de sábanas y almohadas, tapetes, ropitas infantiles, mantelitos.... cosas que, al verlas alli terminadas, no sabrán ni de dónde ni cómo han salido tan delicadas y decorativas.

Hay expuestas muchas filigranas también de plata, que me han parecido muy modernas, favorecedoras y originales. Me gustó mucho un collar de tipo greca, pero no me decidí aunque no era demasiado caro...

También bolsos de piel bien trabajada, sencillos pero útiles y bonitos...

O el estand de luces con pantallas hechas en cartulinas especiales decoradas, de todos los tipos y tamaños. Eran como una llamada de luciérnagas y llamaban la atención.

Fue un reposado paseo que disfruté y que me hizo recordar otros años que también los visité.

Luego bajé a la zona central donde estaban las terrazas con sus mesitas a tomar un aperitivo. viendo la animación de tanta gente mirando las cosas expuestas en las blancas carpas.

Una buena mañana de sol sin calor, al fresquito de los árboles que forman tunel de color verde oscuro en El Espolón.

Firmado: Conchita Ferrando ( Jaloque)