Si fuese golondrina
¡que dicha, alma mía!
volando a tí vendría,
de noche y de día
a tu palomar.
Murmullos de ternuras,
palabras soñadoras,
saldrían vibrantes
de amor rebosantes
de mi corazón.
Y así embelesada
gozando de tu amor,
a tu grato lado
estaría con dulzor.
Si fuese golondrina
a besar tu boca fresca,
amor de mi alma,
vendría constante
a tu palomar.
Mª Isabel.